Acechanza se refiere al hecho de estar al acecho, de espiar o perseguir a alguien. Una asechanza, por su parte, es un engaño, una trampa, un artificio que se arma con la finalidad de perjudicar a otra persona.
Ambos términos, como tal, son homófonos en la mayor parte del mundo hispanohablante, donde no existe distinción entre los fonemas c y s, pues tienen el mismo sonido. No obstante, en la escritura, confundir una y otra palabra puede dar lugar a malentendidos. Por ello, es bueno saber cuándo usar cada una.
Cuándo usar acechanza
Acechanza significa acecho, espionaje; se emplea para hacer referencia a un tipo de persecución cautelosa, en que se sigue a alguien para observar sus movimientos y lo que hace.
Por ejemplo:
- Había descubierto tarde la acechanza de un espía.
- Presumía que un hombre de una posición tan elevada como la suya siempre sería objeto de acechanza por parte de los más poderosos.
Cuándo usar asechanza
Una asechanza puede ser el engaño, artificio o trampa que se planifica para dañar a alguien. Es usado, sobre todo, en plural.
Por ejemplo:
- Siempre justificaba su fracaso invocando ajenas asechanzas.
- El rey se movía con presteza en la corte, pese a rumores y asechanzas.
Vea también Acechar o Asechar.