Como laso nos referimos a algo flojo o lacio, o que está fatigado o desfallecido. Un lazo, en cambio, es un nudo o atadura que puede usarse con fines prácticos, ornamentales o simbólicos, entre otras cosas.
Laso y lazo son palabras consideradas homófonas en la mayor parte del mundo hispanohablante, donde, salvo excepción de España, no existe distinción entre la forma de pronunciar la s y la z.
Cuándo usar laso
Laso es un adjetivo; se emplea para designar algo flojo o lacio, o en referencia a alguien que está cansado o decaído.
Por ejemplo:
- Su cabello le caía laso sobre los hombros.
- Antonio llegó de trabajar con la cara lasa de los viernes.
Cuándo usar lazo
Lazo es un sustantivo masculino; se refiere a una atadura o nudo, que también puede usarse como adorno o emblema. Asimismo, puede hacer referencia a una cuerda con un nudo corredizo para coger animales, a un ardid o artificio engañoso o a una unión o vínculo entre dos o más cosas o personas.
Por ejemplo:
- Se rehízo el lazo de los zapatos.
- Usaba en la solapa un lazo que lo identificaba como miembro del club.
- Le pusieron un lazo al conejo para cazarlo.
- Ustedes están unidos por el lazo sagrado del matrimonio.
Lazo también puede ser el verbo lazar conjugado en primera persona de singular de presente en modo indicativo; significa coger o sujetar con un lazo. Por ejemplo: “Yo lazo el toro con mucha precisión”.