Un cuento es una narración de corta extensión en donde se cuenta una historia. Los cuentos pueden ser tradicionales (transmitidos de generación en generación) o literarios (escritos por un determinado autor).
Ya sean tradicionales o literarios, los cuentos tienen una estructura clásica dividida en tres partes:
- Planteamiento
- Nudo
- Desenlace
Veamos en qué consiste cada una de ellas.
Planteamiento
Esta primera parte (también llamada introducción o exposición) consiste en la fase de presentación. Aquí es donde el lector conoce a los personajes, se muestra el escenario y el tiempo donde tiene lugar la acción. Al final del planteamiento es donde aparece el motivo o acción que da lugar a un conflicto.
Es aquí donde el lector se hace una idea sobre lo que está leyendo y empieza a construirse el mundo imaginario.
A modo de ejemplo, tomaremos el planteamiento de Pulgarcito:
Érase una vez un leñador y una leñadora que tenían siete hijos, todos ellos varones. El mayor tenía diez años y el menor, sólo siete. Puede ser sorprendente que el leñador haya tenido tantos hijos en tan poco tiempo; pero es que a su esposa le cundía la tarea pues los hacía de dos en dos. Eran muy pobres y sus siete hijos eran una pesada carga ya que ninguno podía aún ganarse la vida. Sufrían además porque el menor era muy delicado y no hablaba palabra alguna, interpretando como estupidez lo que era un rasgo de la bondad de su alma. Era muy pequeñito y cuando llegó al mundo no era más gordo que el pulgar, por lo cual lo llamaron Pulgarcito.
Este pobre niño era en la casa el que pagaba los platos rotos y siempre le echaban la culpa de todo. Sin embargo, era el más fino y el más agudo de sus hermanos y, si hablaba poco, en cambio escuchaba mucho.
Charles Perrault, «Pulgarcito» (1697).
Nudo
Es la parte donde los problemas o conflictos se desarrollan notablemente y deben ser superados o resueltos por el protagonista. Todos estos accidentes que sufre el protagonista se llaman peripecias, y pueden ser uo o varios, dependiendo de la extensión del cuento.
El nudo es la parte más extensa del cuento y donde aparece gran parte de la emoción del mismo.
Veamos un fragmento del nudo de El soldadito de plomo:
El barquito de papel saltaba arriba y abajo y, a veces, giraba con tanta rapidez que el soldadito sentía vértigos. Pero continuaba firme y sin mover un músculo, mirando hacia adelante, siempre con el fusil al hombro.
De buenas a primeras, el barquichuelo se adentró por una ancha alcantarilla, tan oscura como su propia caja de cartón.
“Me gustaría saber adónde iré a parar”, pensó. “Apostaría a que el duende tiene la culpa. Si al menos la pequeña bailarina estuviera aquí en el bote conmigo, no me importaría que esto fuese dos veces más oscuro.”
Precisamente en ese momento apareció una enorme rata que vivía en el túnel de la alcantarilla.
-¿Dónde está tu pasaporte? -preguntó la rata-. ¡A ver, enséñame tu pasaporte!
Pero el soldadito de plomo no respondió una palabra, sino que apretó su fusil con más fuerza que nunca. El barco se precipitó adelante, perseguido de cerca por la rata. ¡Ah! Había que ver cómo rechinaba los dientes y cómo les gritaba a las estaquitas y pajas que pasaban por allí.
Hans Christian Andersen, «El soldadito de plomo» (1838).
Desenlace
Es la parte de mayor carga emocional y el punto álgido de la narración (clímax). Aquí es donde se superan los problemas y el conflicto se resuelve con la victoria del protagonista.
El relato concluye con la obtención de una recompensa de diferente naturaleza por parte del protagonista (recompensa económica, poder reunirse con sus seres queridos, una boda o una corona, por ejemplo).
Veamos el desenlace de Hansel y Gretel:
-Quítate -gritó la bruja, moviendo los brazos de lado a lado y lanzando maldiciones a diestra y siniestra -estoy fastidiada- le dijo-. Si serás tonta. Es lo más fácil del mundo, te mostraré cómo hacerlo.
Y se metió dentro del horno. Gretel, sin dudar un momento, cerró la pesada puerta y dejó allí atrapada a la malvada bruja que, dando grandes gritos pedía que la sacaran de aquel gran horno, fue así como ese día la bruja murió quemada en su propia trampa. Gretel corrió entonces junto a su hermano y lo liberó de su prisión.
Entonces los niños vieron que en la casa de la bruja había grandes bolsas con montones de piedras preciosas y perlas. Así que llenaron sus bolsillos lo más que pudieron y a toda prisa dejaron aquel bosque encantado.
Jacob y Wilhelm Grimm, «Hansel y Gretel» (1812).
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