Poner y colocar son palabras que en español comparten algunos significados y que, en determinados casos, pueden, incluso, ser intercambiables. No obstante, es un error emplearlos como sinónimos en todos los contextos.
Colocar significa acomodar, ubicar a alguien o algo en el lugar que le corresponde. Así, se colocan, por ejemplo, los libros en la biblioteca, un producto en el mercado, el dinero en la banca o a una persona en un puesto de trabajo.
Poner, por su parte, significa que el objeto puede estar puesto de cualquier manera, incluso en un sitio que no es el adecuado. Así, colocar no es sino un matiz, una precisión del verbo poner, del mismo modo en que guisar lo es al verbo cocinar.
Además, poner tiene cuarenta y cuatro acepciones y colocar solo posee cinco, de las cuales solo comparte con el verbo poner aquellas que se refieren a situar a alguien o algo en un lugar. Pensar en ambas palabras como si fueran sinónimos completos e, incluso, en ocasiones preferir usar colocar en lugar de poner ha dado pie a las confusiones y los problemas con su uso.
Algunos ejemplos de usos erróneos de colocar serían los siguientes:
- Me coloqué triste.
- La gallina colocó.
- Se colocó al teléfono.
- Colocaron la mesa.
- Colocó cien pesos para apostar.
- Me colocaste en un aprieto.
- Todos colocaron su firma.
- Le colocaron el nombre de su madre.
- No colocaba en práctica sus conocimientos.
- He colocado una queja con su supervisor.
En todos estos casos, lo correcto habría sido colocar poner, como se corrige a continuación:
- Me puse triste.
- La gallina puso.
- Se puso al teléfono.
- Pusieron la mesa.
- Puso cien pesos para apostar.
- Me pusiste en un aprieto.
- Todos pusieron su firma.
- Le pusieron el nombre de su madre.
- No ponía en práctica sus conocimientos.
- He puesto una queja con su supervisor.